viernes, 28 de septiembre de 2007

jueves, 27 de septiembre de 2007

Fiesta de las flores

Albert Einstein 1975



Retrato de Albert Einstein. Acrílico sobre tela. 

Laguna del Llano

Estudios realizados por Cecilia de Pool





Lucero Kube, el Maestro Régulo Pérez y Cecilia de Pool



- Escuela de Artes Plásticas de Maracaibo, Venezuela
- Escuela de Artes y Oficios de Maracaibo
- Curso de Repostería artística
- Curso de cerámica en los talleres libres del Matías Núñez de Vista Alegre, Caracas, Venezuela
- Curso de Marquetería fina.
- Curso de floristería y arreglos florales.
- Talleres de Arte "El Lorenés"
- Taller avanzado de Pintura con el Maestro Alvarez de Lugo.
- Talleres de creatividad de la Escuela de Artes Plásticas Cristobal Rojas con un numeroso grupo de profesores entre los cuales se distinguen: Antonieta Sosa, Régulo Pérez, Ernesto León, Roberto González, Enrique Sardá, etc.
- Ocho semestres en la Escuela de Arte de la Universidad de la Tercera Edad, San Bernardino, Caracas.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Carmen Dorotea



Carmen Dorotea es la hija mayor de Adolfo y de Magdalena de Pool. Debido a su trágica y temprana muerte, a los doce años, es recordada con dolor y admiración por todos los que alguna vez la conocieron o supieron de ella. Para Cecilia, Carmen Dorotea era una pequeña santa, un ser demasiado espiritual que solo pensaba en todo momento cómo satisfacer lo que ella llamaba la voluntad de Dios.

Físicamente era una niña delgada de grandes y vivos ojos oscuros, piel blanca y cabellos ondulados de color castaño. Pero lo que asombraba de ella era una madurez insospechada que dejaba relucir a través de sus preguntas, a través de sus razonamientos sobre la fe, sobre Cristo y sobre todo a través de sus deseos: a sus escasos 10 años, quería dedicarle su vida a Dios.

Carmen Dorotea tenía un modelo a seguir: Santa Teresita del Niño Jesús. Es decir, quería ser monja para poder brindarle a Cristo su amistad entera y puramente. Esto se lo transmitía cada vez que podía a sus confesores, uno de los cuales después de su muerte, en una misiva de pésame para Adolfo, escribió que nunca en sus años como prelado de Dios, había encontrado tanta dedicación y fuerza de voluntad por parte de una niña tan pequeña para seguir los preceptos católicos.

En nada se parecía, pues, Carmen Dorotea, a las muchachitas de la época: no se vestía a la moda para no provocar y con frecuencia guardaba unas mangas largas en su bolso, para luego de que estuviera lo suficientemente lejos de la casa, como para que Magdalena, su madre, no se diera cuenta, ponérselas para no enseñar ni siquiera los brazos!!

Adolfo siempre la llevaba a todos los oficios religiosos y ella asistía fervientemente, demostrando una piedad poco común en los niños de esa edad. Muchas veces, era ella la que animaba a todos a asistir a los eventos religiosos por lo que fue muy conocido para las amistades de Adolfo y Magdalena la "casi" santidad de la pequeña niña.

Al llegar a los doce años, se atravesó el tifus, que en 1924 asoló gran parte del territorio nacional y se llevó a Carmen Dorotea en medio del llantos y la desesperación de sus padres y hermanitos, dejando un vacío que por momentos no parecía llenar nada.

El cuerpo de la niña Carmen Dorotea fue velado en la Iglesia de Las Mercedes de la ciudad de Maracaibo. Fue este Templo la misma casa que Carmen Dorotea hizo suya en vida, donde, en compañía de su padre, presenciaba y participaba con fervor de todos los eventos religiosos. Y fue aquí en la Iglesia de Las Mercedes desde donde su espíritu voló a los espacios celestiales, para estar con lo que más amaba: Dios.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Josefina Bohórquez: "Pina"


Pina era la Nana de la familia y según Cecilia, la que asistía a Magdalena Melo, su madre, en todo lo que tenía que ver con los oficios del hogar, desde la formación de la familia.

Pina aparece en la vida de Cecilia, ya que Adolfo la lleva a su nuevo hogar cuando se casa: Leonor, la madre de Adolfo es quien cuida de la pequeña Josefina desde su nacimiento y la cría según la usanza de aquel tiempo: obediencia y sumisión hacia la familia, austeridad y recato para ella.

Desde entonces, Pina formó parte de la familia de Pool Melo, haciéndose indispensable para todos y para todo lo que se había de realizar en la casa. Pina era la responsable del cuidado y la alimentación de grandes y chicos, de la vestimenta, del lavado y planchado de la ropa y hasta en los partos colaboraba como la comadrona más experta.

La mamá de Pina fue una india guajira nacida en Maracaibo, al parecer de la etnia wayuú y su padre, un meztizo de descendencia italiana al cual llamaban "el indio blanco". Este último personaje desaparece de su vida cuando abandona a su madre y ésta, teniendo otros hijos que atender y alimentar, se ve obligada a dejar la bebé bajo los cuidados de la abuela de Cecilia, Leonor Rodenas.

Se puede decir que Pina, no tuvo infancia. Siempre, desde que era apenas una niña tuvo que ser responsable. Aprendió a coser a los 5 años y desde entonces, siempre sería la encargada de zurcir cualquier cantidad de remiendos. También, era experta en encontrar todo lo que se perdía, lo que se extraviaba en la casa tenía que ver con Pina. Porque ella lo encontraba. Siempre. Si había alguien confiable para todos en la casa esa era Pina. Se entendía muy bien con los adultos, se diría que los dominaba en algunos aspectos, pero con los niños . . . era lo máximo. Siempre, como niños, pudimos contar con Pina.Y como testimonio de lo antes mencionado, podemos citar a Yleana Arias de Pool, quien escribe: 

Josefina Bohórquez, la querida y recordada Pina, les hacía vestiditos a las muñecas, cuando jugabamos en la casa de los abuelos en Los Carmenes del Cementerio, en Caracas. Recuerdo el aroma que desprendía aquel bendito hogar, imborrable en mi mente. El patio central descubierto, pasadizo obligatorio para entrar al comedor, tenía una enredadera arriba de flor del Carmelo que caía al patio; de un lado estaba, el escritorio de papamio (Adolfo) con gavetas llenas de herramientas, frascos de cola, pedacitos de cuero y madera, lapicitos, cuadernos y donde él reparaba piezas y repuestos de pianos, pianolas y otros instrumentos. El aroma que emanaba ese escritorio era mi preferido, alguna que otra vez lo he evocado, transportándome a esos mágicos momentos.

Pina me contó en una ocasión, que su madrina, creo que era la señora Troconis, le llevó de regalo una hermosa muñeca de porcelana traída de París,ella la recibió asombrada y emocionada, se subió al techo, corrió a enseñársela a su amiguita que vivía al lado, cuando regresaba, tropezó, se le cayó la muñeca y se partió. Era muy joven cuando me lo contó y nunca se me olvidará su cara de tristeza al contármelo y agregó ; “ por andar yo de morisquetera.”

También recuerdo los refranes de Pina y Mamamia :
“ De los baños y las cenas, están las sepulturas llenas”
“ El tiempo perdido, los ángeles lo lloran “
“ Por juego ! por juego mataron a Chorota “
"Fulano es tan flojo que no saca un chivo a orinar"

Mamamía (Magdalena) me daba lápices, y un cuadernito para que me entretuviera. A los lápices y colores les sacaba la punta con un cuchillito de la cocina, cosa que me encantaba. El olor que desprendían los calderos de Pina, era inigualable,desde que entrábamos al comedor de la casa. Todo olía delicioso !! Y las manos de Pina ? Esto me lo hizo recordar la querida Elisa Gutierrez hace unos años, la jovencita vecina en aquel entonces : “ el olor de las manos de Pina, era algo maravilloso, indescriptible, nunca lo olvidaré ” Por último quiero apuntar la energia “ perfumada “del salón de música, a piano, a maderas y a montones de partituras, que delataban el lugar más importante de la casa “ la casa de un gran músico, de un gran artista”. Cortesía de Yleana Arias de Pool. 

Josefina Bohórquez, nunca estudió en una escuela. Aprendió, de casualidad, porque comprendió que era necesario aprender. Sin embargo, guardó dentro de sí, la humildad primaria de los seres inocentes, de los seres "niño". De los seres indígenas que existen aún dentro de los confines de este Cosmos insospechado por el hombre moderno, que es la Tierra.



Recuerdos de la infancia



Cecilia de Pool, además de cultora de las artes, fue también una elocuente conversadora. Gracias a esto pudimos conocer muchos aspectos remotos de su vida que con frecuencia acudían a su memoria y eran referidos a modo de anécdotas por la Artista.

Su padre, Adolfo, al parecer cambiaba mucho de residencia, y con él la familia, por lo que la vida infantil de Cecilia estuvo llena de novedades sobre su entorno. Uno de esos lugares que recordaba con anhelo era "La Esmeralda", especie de pequeña granja ubicada en Maracaibo, llena de grandes enramadas de grandes árboles, que semejaban una bóveda natural en las alturas.

Estas enramadas eran muy importantes para Cecilia, Consuelo y el resto de la prole de Pool, debido a que muchas veces dormían en hamacas colgadas de las ramas de estos árboles, que les servían de apoyo para jugar y treparse. De manera que podemos decir que gran parte de su infancia estuvo en estrecho contacto con la naturaleza y es posible que ese detalle haya contribuido a la inspiración paisajista claramente reflejada en su obra y a lo largo de toda su trayectoria como pintora.

Elvira del Consuelo de Pool Melo

La compañera de juegos de Cecilia fue siempre su hermanita Elvira del Consuelo, o Consuelo como le decimos en la familia. Contaba Cecilia, que debido a la humildad de la familia y al gran número de hermanos, muchas veces no había con que comprar juguetes, muñequitas u otras delicias infantiles. Pero eso no era motivo de tristeza. Consuelo y Cecilia María coleccionaban todas aquellos envases con forma de botella y los transformaban en muñequitas, para lo cual, diseñaban y confeccionaban trajecitos miniatura para vestir las dichosas botellitas.

Este, es otro detalle que nos habla de la creatividad de los de Pool y del comienzo de una trayectoria larga de Cecilia como manualista y que se desarrollaría hasta mas tarde hacia la confección de pesebres, figuras de yeso, arreglos florales, retablos, trajes de alta costura, etc.

En la foto que encabeza esta entrada: Uno de los sueños de Cecilia: Jugar con las muñequitas y los juguetes de su prima Violeta Pulgar de Pool. Siempre recordaba esta estantería llena de figuritas de yeso, cerámica, porcelana que atesoraba su primita quien a los 92 años, murió en la ciudad de Maracaibo en 2017. 

Al respecto, Yleana Arias de Pool escribe: 

Margarita, Cecilia y Consuelo, jugaban con botellitas y frasquitos vacíos simulando que eran muñequitas; en un tiempo, había una jovencita andina, Edilsa creo que se llamaba y que ellas mandaban a cada rato a la bodega para que les comprara caramelos y refrescos. Se reían de Edilsa cuando ésta decía “ Jui caje Pico y vorvi a juir” traduciendo sería “ fui a casa de Pico y volví a ir ” Pico era el dependiente de esa bodega.

En otra ocasión, nos contaban de una señora belga vecina, que las las llamaba Consuela y Cecilio, e invitaba a su casa para que le ayudarán en la casa, al final de la labor, les brindaba torta o galletas, al contarnos, se reían de la viveza de la señora, que las ponía a trabajar y hasta a pintar rejas y puertas.

El abuelo colaboraba en programas culturales con “La Voz de la Fe” una nueva emisora de radio de aquel entonces. Uno de ellos era de música de actualidad, tía Consuelo y mi mamá Cecilia, las presentaban como "Las hermanas de Pool" cantaban a dúo acompañadas al piano por tía Margarita y donde complacían las peticiones de los radio-escuchas.

Las tres tocaban el piano, leían a primera vista, y tía Margarita además, se aprendía de memoria más fácilmente las partituras, tanto era su talento, que un profesor alemán de piano, amigo de papamio que tuvieron las muchachas, dijo que si hubiera continuado sus estudios hubiera sido una gran concertista.

Una anécdota curiosa me la contó tía Consuelo cuando le pedí que me cantara la gaita “Noche buena” que mencionan en Wikipedia como la primera gaita radiada en una emisora. Ella me dijo que como eran muy pequeñas, no pertenecían al coro familiar y que cantaban solo las primas grandes, Ita de Pool, Leonorcita, Ana María y Conchita entre otras. Lo más curioso fué, que me dijo muerta de risa, que no me la cantaría porque cada vez que cantaban esa gaita, algo malo pasaba y por esa razón, nunca más se volvió a interpretar.

Ellas estudiaron primaria en el Colegio El Pilar de Maracaibo. Cuando llovía muy fuerte, y había tormenta se inundaban las calles a veces y entonces no podían asistir a las aulas.Mi mamá Cecilia contaba que una vez en plena clase del Colegio el Pilar, no estaba atendiendo por estar distraída dibujando y la maestra le llamo la atencion y la regañó, de castigo le quitó la libreta donde tenía muchos dibujos. Ella lloró mucho por esa libreta porque todo lo que le gustaba lo dibujaba allí .Lo que no me acuerdo es que si se la devolvieron o no. Cortesía de Yleana Arias de Pool.

jueves, 30 de agosto de 2007

La familia de Pool

La familia de Pool tuvo su origen en Holanda. Violeta Pulgar de Pool, una de las dos sobrevivientes de la generación de Cecilia de Pool, cree que vinieron a radicarse por un tiempo a Curazao, solo cuatro de ellos: Jacobo Gabriel de Pool, su esposa María Isabel Schubert, Alejandro Saturnino y Jacobo Zenón de Pool, hijos de la pareja. Actualmente (2018) debido al hallazgo de la partida de defunción de Jacobo Gabriel de Pool sabemos que nació y murió en Curazao y que sus padres eran Gabriel de Pool y María Naar, como pueden ver en la siguiente imagen:

Partida de defunción de Jacobo Gabriel de Pool (Cortesía de La gran familia de Pool

De acuerdo con lo que se sabe hasta este momento, Jacobo Gabriel estuvo viviendo en Curazao hasta que muere María Isabel, su esposa, cuyos restos se cuentan hoy entre los del cementerio principal de la Isla Caribeña. De acuerdo a la investigación genealógica de Ruperto de Pool Rodenas, la pareja fue el origen de una gran familia formada por 6 hijos: María Isabel de Pool Schubert, Juan Martir de Pool Schubert, Gabriel Casimiro, Alejandro Saturnino, Jacobo Zenón y Felix José de Pool Schubert.  

En la familia de Pool se educaron varios hombres y mujeres importantes por sus obras artísticas, intelectuales y/o musicales. Ejemplo de ello es John de Pool Danies  y María Concepción Rodríguez de Pool; personajes importantes en Curazao, Panamá y Maracaibo, Venezuela, respectivamente.

Leonor Anacleta Rodenas Lozano

Tiempo después de la muerte de su padre, Jacobo Zenón emigra a la ciudad de Maracaibo donde trabaja en la elaboración de velas y jabones. Es ahí donde contrae nupcias con Leonor Anacleta Rodenas y comienza a formar una extensa familia en donde predominaron los talentos en las artes musicales. Todos los hermanos de Pool tocaban casi a la perfección instrumentos musicales como clarinete, fagot, flauta, mandolina, piano, cuatro, guitarra, etc. Al parecer Jacobo Zenón fue el responsable de la educación musical de sus hijos.

Jacobo Zenón de Pool Schubert 



Los hijos de Jacobo Zenón de Pool fueron: Angela, Jacobo, Alejandro, Nephtalí, Gustavo, Arturo, Adolfo, Elena, Isabel y Rebeca.

Adolfo de Pool fue quizá el más conocido de ellos, puesto que es el autor de la música del Himno de la Coronación de la Virgen de Chiquinquirá, "Gloria a tí"; además de haber sido inhumado en el Panteón Regional del Estado Zulia. 

Sin embargo, Arturo compuso contradanzas e hizo arreglos para orquesta de la música de la época y Gustavo alcanzó la virtuosidad interpretando el flautín. "Entre todos formaban una orquesta", se le oía decir siempre a la artista y a su hermana Consuelo de Pool.

Adolfo da clases de teoría musical, solfeo y múltiples instrumentos a particulares cuando conoce a Magdalena Melo Urdaneta, como una tímida alumna y decide casarse y formar un hogar. Su primera hija, Carmen Dorotea, muere por tifus en 1924, causando gran tristeza y desolación a la familia.

Pero siempre había siempre motivos de alegría en la familia por la presencia del resto de los hermanitos de Pool: Margarita Betilde, Adolfo Tarcisio, Francisco José Venancio, Cecilia María y Elvira del Consuelo, esta última fallecida el 26 de agosto de 2017 en Caracas.

En 1925, nace Cecilia María, una niña un poco enfermiza pero inquieta que gustaba de jugar con botellitas, por muñecas, con su hermanita Consuelo y estaba siempre escuchando los cuentos sobre hermana muerta, Carmen Dorotea, por la cual todos, incluyéndola, sentían admiración; y casi que le rinden culto luego de su muerte.

sábado, 25 de agosto de 2007

Biografía de Cecilia de Pool


Cecilia María de Pool Melo nació en Maracaibo el 5 de Octubre de 1925, integrando una numerosa familia encabezada por su padre el Maestro Adolfo de Pool Rodenas, de descendencia holandesa y Magdalena Melo Urdaneta.

Desde pequeña manifiesta su talento en el dibujo, dedicando a esta actividad más tiempo del que le permitían sus educadoras, las Hermanas del Colegio del Pilar. Pero la niña también estudiaba piano, al igual que sus hermanas, Consuelo y Margarita y hasta llegó a concursar como concertista, allá en su tierra natal.

Sus comienzos

Cuando joven, Cecilia es inscrita en la Escuela de Artes y Oficios Rafael Urdaneta de Maracaibo, pasando por casi la totalidad de sus múltiples talleres: Corte y costura, manualidades, pintura, escultura, etc., siendo la pintura su actividad preferida. A los 17 años, ya varias obras suyas, logradas en base a diferentes técnicas, habían sido premiadas con menciones honoríficas en concursos regionales. Mientras tanto, sigue sus estudios de piano en la casa de sus padres con el Profesor San Severino, estricto músico italiano, quien la entrena en las técnicas de interpretación del instrumento.

Debido a que su padre Adolfo de Pool; músico y autor del Himno de la Coronación de la Virgen de la Chiquinquirá, fue un devoto feligrés, la joven había de cumplir con todos los eventos eclesiásticos para los que era requisito acompañarlo, ya fuera al Templo a conformar el coro que dirigía él mismo, o para colaborar con lo que fuera necesario. Ella y sus hermanas Consuelo y Margarita, además de estudiar música y piano, cantaban muchas veces las melodías promocionales que su padre compuso alguna vez y que se transmitían a través de Ondas Populares, por radio.

En los 40, Cecilia se inscribe en la Escuela de Artes Plásticas Rafael Monasterios de Maracaibo y logra dominar plenamente las técnicas del retrato y del paisaje al natural, culminando así con su Etapa Realista de la cual se distinguen varias obras, tales como: Retrato de Bernard Shaw, Pasión de Cristo, los rostros a carboncillo de Beethoven, Chopin y Liszt; Albert Einstein y Teresa Carreño al óleo; Retrato de Armando Reverón y otras. Es de destacar que durante esta época, Cecilia recibió varias menciones honoríficas por sus paisajes en acuarela. Algunas de estas obras están aún en poder de sus hijas y se pueden ver en su antigua Residencia de Vista Alegre.

Paralelamente a esta actividad, realiza labores catequísticas y de índole apostólica, estimulada por su padre Adolfo. Luego de su matrimonio con Ostilio Arias Gelsi, natural de Mérida, se traslada a Caracas. Poco después del nacimiento de su segunda hija, Yleana, la artista, hace contacto con la Parroquia "Nuestra Señora del Valle", en Vista Alegre, Caracas. Cecilia, como fiel devota de la Virgen de La milagrosa, se une a la cofradía de la Legión de María y funda en urbanizaciones aledañas varios Praesidium Legionarios: En Montalbán, en Palo Grande, en la Isla de Margarita, y otros.

En Caracas

En Caracas, Cecilia continúa su actividad artística, al principio, de manera autodidacta. Toma diferentes cursos, sin embargo, sobre repostería, alta costura, comida internacional y nacional, manualidades, marquetería, floristería, cerámica y otras.

Es, en esta parroquia de Nuestra Señora del Valle, situada en Vista Alegre, al oeste de la ciudad de Caracas, donde Cecilia se constituye en la restauradora de santos de la zona y, de manera gratuita, reparó todas aquellas figuras deterioradas por el tiempo o mutiladas por el maltrato, ya fueran de los altares o de todo aquel que tocara a su puerta con un pequeño Niño Jesús o con una enorme Virgen del Carmen tamaño natural, lo que ella estaba dispuesto siempre a componer. Muchas imágenes procedentes de Iglesia del Interior del País, fueron recuperadas por Cecilia, entre las cuales merecen ser mencionadas: Cristo Paz y Paciencia de La Candelaria; Jesús Redentor de la Iglesia de Bejuma, Edo Carabobo; San Miguel Arcángel, patrono de Las Melenas, Estado Sucre; la Virgen del Carmen de la Iglesia de Bella Vista, Caracas, y otras muchas. 

En 1964 sucede un episodio trágico en la vida de la artista: Muere Yride, su hija mayor de un cancer linfático para el cual no había tratamiento posible en Venezuela y tal vez en el resto del mundo. Es por esta razón que Cecilia viaja en peregrinación eucarística a Palestina, Roma, a La India, buscan do reponerse de aquel fatídico golpe del destino. La madre dolida, se convierte ahora en la observadora del Arte clásico europeo, de las manifestaciones artesanales Hindúes, de las fantásticas obras arquitectónicas islámicas y aprehende para sí todo este conocimiento que más tarde integraría a su expresión artística. Guarde luto cerrado por 5 años, sin dejar de asistir a los oficios religiosos ni de atender sus asuntos domésticos con la misma entereza y diligencia de siempre.

Otra de las múltiples labores que realizó Cecilia fue como organista en las Parroquias de Vista Alegre y Bella Vista, donde además de fundadora y directora del coro de Aguinaldos, amenizaba las bodas que se celebraban; interpretando el Ave María y la Marcha Nupcial de la preferencia de los Novios.

Es importante señalar que la artista siempre interpretaba, durante las sesiones del coro, principalmente, aguinaldos y villancicos de su padre Adolfo de Pool, con el objeto de difundir la música de este gran compositor zuliano y al mismo tiempo, ofrendar al Niño como homenaje en la Navidad. Cecilia fundó diferentes coros en Colegios de Caracas: La Natividad, Teresiano, Nuestra Señora del Valle.

En 1976 comienza su educación plástica con el Profesor Carlos Lugo en El Paraíso relacionándose más estrechamente con el impresionismo y con el manejo de la luz. Durante esta época, Cecilia realiza exposiciones colectivas junto con las compañeras del Taller; Una dedicada al Lorenés en el Centro Plaza de Altamira, otra en la Galería Armando Reverón y en el Estudio Fecha, dónde gana mención honorífica su obra Sendero luminoso. 

La artista expone dos veces en su propia casa de Vista Alegre. En una oportunidad lanza a la opinión del público el Mimetismo Ecológico, título con el que se conoció este concepto, derivado de la conciencia natural y de la transformación de los elementos en otros distinto de los primeros: Crisálidas, bejucos entrelazados, caracoles, hojas y flores, aves e insectos que se fusionan en un movimiento vital y armónicos de los colores y las formas.

En la segunda muestra, Cecilia de Pool deja sentir su preocupación por la ecología local venezolana exponiendo a las aves de Venezuela: Azulejos, garzas, paraulatas, gallitos y turpiales, todos ellos envueltos en su ambiente natural.

La pintora siente particular interés por los rostros y en especial por aquellos de niños, vírgenes y santos: Merecen ser mencionadas varias obras suyas: La Madonna de las Rocas, Nuestra Señora del real, La primavera, Niños andinos, Diablos de Yare, La Parranda de San Pedro, Negra Isabel, El encuentro, La vieja mendiga caraqueña, etc. Todos nuestros pueblos y sus casas, nuestras tradiciones y creencias, despertaron su interés para así mostrarlas a su estilo, con su presencia de madre y de mujer cristiana que también se debía a su comunidad, a su familia y al Arte.

Gastronomía

En 1983, la Editorial Grafarte publica un libro de Cecilia: 300 recetas de la comida venezolana, descubriendo así, otra de las tantas facetas de esta gran artista zuliano caraqueña, como a ella le gustaba que la llamaran. Porque era artífice también en la Culinaria y hacía gala de ello a través de sus hallacas, tortas negras, islas flotantes, majarete, mandocas y todo lo que representara el gusto por lo criollo y tradicional.

La vida en su residencia de Vista Alegre estaba siempre llena de novedades y conmociones temporales: Acudían allí talentosos personajes para escuchar las interpretaciones que de la música de su Ilustre padre ofrecía Cecilia en múltiples oportunidades. Esa era una de sus grandes ilusiones; dar a conocer la música, la vida y obra del autor del Himno de la Chinita o Papamío, como le decíamos sus nietos. Es por esa razón que Cecilia se veía rodeada con frecuencia de grandes intérpretes de la Música venezolana como El Cuarteto, Saúl Vera, Cristóbal Soto quienes produjeron versiones bellísimas de sus danzas zulianas. A propósito de su padre Adolfo de Pool podemos decir que pasó sus últimos 15 años de vida en Caracas, al lado de su hija y al morir, ella se constituyó la depositaria vigilante de la obra escrita del Maestro, quien fue inhumado en 2011 en el Panteón Regional del Zulia y condecorado postmortem con tres preseas importantes: Rafael María Baralt, Orden del Lago y Ciudad de Maracaibo. 

A partir del año 2000 la pintora se dedica a delinear paisajes otra vez. Vuelve a concentrarse en la transparencia de las aguas, en el poderoso movimiento de los saltos, de los manantiales y del mar y produce una colección de obras asombrosamente luminosas como El Salto Ángel, Salto del Caroní, Marinas al atardecer. Es así como termina su trayectoria artística; en la Naturaleza, esa misma naturaleza que le dio el talento especial de saber apreciar el Arte en todas las cosas. La artista exhala su último aliento el 13 de marzo de 2005, rodeada por sus hijas y sobrinas en La Bonita, estado Miranda, Venezuela.