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viernes, 7 de septiembre de 2007

Recuerdos de la infancia



Cecilia de Pool, además de cultora de las artes, fue también una elocuente conversadora. Gracias a esto pudimos conocer muchos aspectos remotos de su vida que con frecuencia acudían a su memoria y eran referidos a modo de anécdotas por la Artista.

Su padre, Adolfo, al parecer cambiaba mucho de residencia, y con él la familia, por lo que la vida infantil de Cecilia estuvo llena de novedades sobre su entorno. Uno de esos lugares que recordaba con anhelo era "La Esmeralda", especie de pequeña granja ubicada en Maracaibo, llena de grandes enramadas de grandes árboles, que semejaban una bóveda natural en las alturas.

Estas enramadas eran muy importantes para Cecilia, Consuelo y el resto de la prole de Pool, debido a que muchas veces dormían en hamacas colgadas de las ramas de estos árboles, que les servían de apoyo para jugar y treparse. De manera que podemos decir que gran parte de su infancia estuvo en estrecho contacto con la naturaleza y es posible que ese detalle haya contribuido a la inspiración paisajista claramente reflejada en su obra y a lo largo de toda su trayectoria como pintora.

Elvira del Consuelo de Pool Melo

La compañera de juegos de Cecilia fue siempre su hermanita Elvira del Consuelo, o Consuelo como le decimos en la familia. Contaba Cecilia, que debido a la humildad de la familia y al gran número de hermanos, muchas veces no había con que comprar juguetes, muñequitas u otras delicias infantiles. Pero eso no era motivo de tristeza. Consuelo y Cecilia María coleccionaban todas aquellos envases con forma de botella y los transformaban en muñequitas, para lo cual, diseñaban y confeccionaban trajecitos miniatura para vestir las dichosas botellitas.

Este, es otro detalle que nos habla de la creatividad de los de Pool y del comienzo de una trayectoria larga de Cecilia como manualista y que se desarrollaría hasta mas tarde hacia la confección de pesebres, figuras de yeso, arreglos florales, retablos, trajes de alta costura, etc.

En la foto que encabeza esta entrada: Uno de los sueños de Cecilia: Jugar con las muñequitas y los juguetes de su prima Violeta Pulgar de Pool. Siempre recordaba esta estantería llena de figuritas de yeso, cerámica, porcelana que atesoraba su primita quien a los 92 años, murió en la ciudad de Maracaibo en 2017. 

Al respecto, Yleana Arias de Pool escribe: 

Margarita, Cecilia y Consuelo, jugaban con botellitas y frasquitos vacíos simulando que eran muñequitas; en un tiempo, había una jovencita andina, Edilsa creo que se llamaba y que ellas mandaban a cada rato a la bodega para que les comprara caramelos y refrescos. Se reían de Edilsa cuando ésta decía “ Jui caje Pico y vorvi a juir” traduciendo sería “ fui a casa de Pico y volví a ir ” Pico era el dependiente de esa bodega.

En otra ocasión, nos contaban de una señora belga vecina, que las las llamaba Consuela y Cecilio, e invitaba a su casa para que le ayudarán en la casa, al final de la labor, les brindaba torta o galletas, al contarnos, se reían de la viveza de la señora, que las ponía a trabajar y hasta a pintar rejas y puertas.

El abuelo colaboraba en programas culturales con “La Voz de la Fe” una nueva emisora de radio de aquel entonces. Uno de ellos era de música de actualidad, tía Consuelo y mi mamá Cecilia, las presentaban como "Las hermanas de Pool" cantaban a dúo acompañadas al piano por tía Margarita y donde complacían las peticiones de los radio-escuchas.

Las tres tocaban el piano, leían a primera vista, y tía Margarita además, se aprendía de memoria más fácilmente las partituras, tanto era su talento, que un profesor alemán de piano, amigo de papamio que tuvieron las muchachas, dijo que si hubiera continuado sus estudios hubiera sido una gran concertista.

Una anécdota curiosa me la contó tía Consuelo cuando le pedí que me cantara la gaita “Noche buena” que mencionan en Wikipedia como la primera gaita radiada en una emisora. Ella me dijo que como eran muy pequeñas, no pertenecían al coro familiar y que cantaban solo las primas grandes, Ita de Pool, Leonorcita, Ana María y Conchita entre otras. Lo más curioso fué, que me dijo muerta de risa, que no me la cantaría porque cada vez que cantaban esa gaita, algo malo pasaba y por esa razón, nunca más se volvió a interpretar.

Ellas estudiaron primaria en el Colegio El Pilar de Maracaibo. Cuando llovía muy fuerte, y había tormenta se inundaban las calles a veces y entonces no podían asistir a las aulas.Mi mamá Cecilia contaba que una vez en plena clase del Colegio el Pilar, no estaba atendiendo por estar distraída dibujando y la maestra le llamo la atencion y la regañó, de castigo le quitó la libreta donde tenía muchos dibujos. Ella lloró mucho por esa libreta porque todo lo que le gustaba lo dibujaba allí .Lo que no me acuerdo es que si se la devolvieron o no. Cortesía de Yleana Arias de Pool.