viernes, 28 de septiembre de 2007

jueves, 27 de septiembre de 2007

Fiesta de las flores

Albert Einstein 1975



Retrato de Albert Einstein. Acrílico sobre tela. 

Laguna del Llano

Estudios realizados por Cecilia de Pool





Lucero Kube, el Maestro Régulo Pérez y Cecilia de Pool



- Escuela de Artes Plásticas de Maracaibo, Venezuela
- Escuela de Artes y Oficios de Maracaibo
- Curso de Repostería artística
- Curso de cerámica en los talleres libres del Matías Núñez de Vista Alegre, Caracas, Venezuela
- Curso de Marquetería fina.
- Curso de floristería y arreglos florales.
- Talleres de Arte "El Lorenés"
- Taller avanzado de Pintura con el Maestro Alvarez de Lugo.
- Talleres de creatividad de la Escuela de Artes Plásticas Cristobal Rojas con un numeroso grupo de profesores entre los cuales se distinguen: Antonieta Sosa, Régulo Pérez, Ernesto León, Roberto González, Enrique Sardá, etc.
- Ocho semestres en la Escuela de Arte de la Universidad de la Tercera Edad, San Bernardino, Caracas.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Carmen Dorotea



Carmen Dorotea es la hija mayor de Adolfo y de Magdalena de Pool. Debido a su trágica y temprana muerte, a los doce años, es recordada con dolor y admiración por todos los que alguna vez la conocieron o supieron de ella. Para Cecilia, Carmen Dorotea era una pequeña santa, un ser demasiado espiritual que solo pensaba en todo momento cómo satisfacer lo que ella llamaba la voluntad de Dios.

Físicamente era una niña delgada de grandes y vivos ojos oscuros, piel blanca y cabellos ondulados de color castaño. Pero lo que asombraba de ella era una madurez insospechada que dejaba relucir a través de sus preguntas, a través de sus razonamientos sobre la fe, sobre Cristo y sobre todo a través de sus deseos: a sus escasos 10 años, quería dedicarle su vida a Dios.

Carmen Dorotea tenía un modelo a seguir: Santa Teresita del Niño Jesús. Es decir, quería ser monja para poder brindarle a Cristo su amistad entera y puramente. Esto se lo transmitía cada vez que podía a sus confesores, uno de los cuales después de su muerte, en una misiva de pésame para Adolfo, escribió que nunca en sus años como prelado de Dios, había encontrado tanta dedicación y fuerza de voluntad por parte de una niña tan pequeña para seguir los preceptos católicos.

En nada se parecía, pues, Carmen Dorotea, a las muchachitas de la época: no se vestía a la moda para no provocar y con frecuencia guardaba unas mangas largas en su bolso, para luego de que estuviera lo suficientemente lejos de la casa, como para que Magdalena, su madre, no se diera cuenta, ponérselas para no enseñar ni siquiera los brazos!!

Adolfo siempre la llevaba a todos los oficios religiosos y ella asistía fervientemente, demostrando una piedad poco común en los niños de esa edad. Muchas veces, era ella la que animaba a todos a asistir a los eventos religiosos por lo que fue muy conocido para las amistades de Adolfo y Magdalena la "casi" santidad de la pequeña niña.

Al llegar a los doce años, se atravesó el tifus, que en 1924 asoló gran parte del territorio nacional y se llevó a Carmen Dorotea en medio del llantos y la desesperación de sus padres y hermanitos, dejando un vacío que por momentos no parecía llenar nada.

El cuerpo de la niña Carmen Dorotea fue velado en la Iglesia de Las Mercedes de la ciudad de Maracaibo. Fue este Templo la misma casa que Carmen Dorotea hizo suya en vida, donde, en compañía de su padre, presenciaba y participaba con fervor de todos los eventos religiosos. Y fue aquí en la Iglesia de Las Mercedes desde donde su espíritu voló a los espacios celestiales, para estar con lo que más amaba: Dios.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Josefina Bohórquez: "Pina"


Pina era la Nana de la familia y según Cecilia, la que asistía a Magdalena Melo, su madre, en todo lo que tenía que ver con los oficios del hogar, desde la formación de la familia.

Pina aparece en la vida de Cecilia, ya que Adolfo la lleva a su nuevo hogar cuando se casa: Leonor, la madre de Adolfo es quien cuida de la pequeña Josefina desde su nacimiento y la cría según la usanza de aquel tiempo: obediencia y sumisión hacia la familia, austeridad y recato para ella.

Desde entonces, Pina formó parte de la familia de Pool Melo, haciéndose indispensable para todos y para todo lo que se había de realizar en la casa. Pina era la responsable del cuidado y la alimentación de grandes y chicos, de la vestimenta, del lavado y planchado de la ropa y hasta en los partos colaboraba como la comadrona más experta.

La mamá de Pina fue una india guajira nacida en Maracaibo, al parecer de la etnia wayuú y su padre, un meztizo de descendencia italiana al cual llamaban "el indio blanco". Este último personaje desaparece de su vida cuando abandona a su madre y ésta, teniendo otros hijos que atender y alimentar, se ve obligada a dejar la bebé bajo los cuidados de la abuela de Cecilia, Leonor Rodenas.

Se puede decir que Pina, no tuvo infancia. Siempre, desde que era apenas una niña tuvo que ser responsable. Aprendió a coser a los 5 años y desde entonces, siempre sería la encargada de zurcir cualquier cantidad de remiendos. También, era experta en encontrar todo lo que se perdía, lo que se extraviaba en la casa tenía que ver con Pina. Porque ella lo encontraba. Siempre. Si había alguien confiable para todos en la casa esa era Pina. Se entendía muy bien con los adultos, se diría que los dominaba en algunos aspectos, pero con los niños . . . era lo máximo. Siempre, como niños, pudimos contar con Pina.Y como testimonio de lo antes mencionado, podemos citar a Yleana Arias de Pool, quien escribe: 

Josefina Bohórquez, la querida y recordada Pina, les hacía vestiditos a las muñecas, cuando jugabamos en la casa de los abuelos en Los Carmenes del Cementerio, en Caracas. Recuerdo el aroma que desprendía aquel bendito hogar, imborrable en mi mente. El patio central descubierto, pasadizo obligatorio para entrar al comedor, tenía una enredadera arriba de flor del Carmelo que caía al patio; de un lado estaba, el escritorio de papamio (Adolfo) con gavetas llenas de herramientas, frascos de cola, pedacitos de cuero y madera, lapicitos, cuadernos y donde él reparaba piezas y repuestos de pianos, pianolas y otros instrumentos. El aroma que emanaba ese escritorio era mi preferido, alguna que otra vez lo he evocado, transportándome a esos mágicos momentos.

Pina me contó en una ocasión, que su madrina, creo que era la señora Troconis, le llevó de regalo una hermosa muñeca de porcelana traída de París,ella la recibió asombrada y emocionada, se subió al techo, corrió a enseñársela a su amiguita que vivía al lado, cuando regresaba, tropezó, se le cayó la muñeca y se partió. Era muy joven cuando me lo contó y nunca se me olvidará su cara de tristeza al contármelo y agregó ; “ por andar yo de morisquetera.”

También recuerdo los refranes de Pina y Mamamia :
“ De los baños y las cenas, están las sepulturas llenas”
“ El tiempo perdido, los ángeles lo lloran “
“ Por juego ! por juego mataron a Chorota “
"Fulano es tan flojo que no saca un chivo a orinar"

Mamamía (Magdalena) me daba lápices, y un cuadernito para que me entretuviera. A los lápices y colores les sacaba la punta con un cuchillito de la cocina, cosa que me encantaba. El olor que desprendían los calderos de Pina, era inigualable,desde que entrábamos al comedor de la casa. Todo olía delicioso !! Y las manos de Pina ? Esto me lo hizo recordar la querida Elisa Gutierrez hace unos años, la jovencita vecina en aquel entonces : “ el olor de las manos de Pina, era algo maravilloso, indescriptible, nunca lo olvidaré ” Por último quiero apuntar la energia “ perfumada “del salón de música, a piano, a maderas y a montones de partituras, que delataban el lugar más importante de la casa “ la casa de un gran músico, de un gran artista”. Cortesía de Yleana Arias de Pool. 

Josefina Bohórquez, nunca estudió en una escuela. Aprendió, de casualidad, porque comprendió que era necesario aprender. Sin embargo, guardó dentro de sí, la humildad primaria de los seres inocentes, de los seres "niño". De los seres indígenas que existen aún dentro de los confines de este Cosmos insospechado por el hombre moderno, que es la Tierra.



Recuerdos de la infancia



Cecilia de Pool, además de cultora de las artes, fue también una elocuente conversadora. Gracias a esto pudimos conocer muchos aspectos remotos de su vida que con frecuencia acudían a su memoria y eran referidos a modo de anécdotas por la Artista.

Su padre, Adolfo, al parecer cambiaba mucho de residencia, y con él la familia, por lo que la vida infantil de Cecilia estuvo llena de novedades sobre su entorno. Uno de esos lugares que recordaba con anhelo era "La Esmeralda", especie de pequeña granja ubicada en Maracaibo, llena de grandes enramadas de grandes árboles, que semejaban una bóveda natural en las alturas.

Estas enramadas eran muy importantes para Cecilia, Consuelo y el resto de la prole de Pool, debido a que muchas veces dormían en hamacas colgadas de las ramas de estos árboles, que les servían de apoyo para jugar y treparse. De manera que podemos decir que gran parte de su infancia estuvo en estrecho contacto con la naturaleza y es posible que ese detalle haya contribuido a la inspiración paisajista claramente reflejada en su obra y a lo largo de toda su trayectoria como pintora.

Elvira del Consuelo de Pool Melo

La compañera de juegos de Cecilia fue siempre su hermanita Elvira del Consuelo, o Consuelo como le decimos en la familia. Contaba Cecilia, que debido a la humildad de la familia y al gran número de hermanos, muchas veces no había con que comprar juguetes, muñequitas u otras delicias infantiles. Pero eso no era motivo de tristeza. Consuelo y Cecilia María coleccionaban todas aquellos envases con forma de botella y los transformaban en muñequitas, para lo cual, diseñaban y confeccionaban trajecitos miniatura para vestir las dichosas botellitas.

Este, es otro detalle que nos habla de la creatividad de los de Pool y del comienzo de una trayectoria larga de Cecilia como manualista y que se desarrollaría hasta mas tarde hacia la confección de pesebres, figuras de yeso, arreglos florales, retablos, trajes de alta costura, etc.

En la foto que encabeza esta entrada: Uno de los sueños de Cecilia: Jugar con las muñequitas y los juguetes de su prima Violeta Pulgar de Pool. Siempre recordaba esta estantería llena de figuritas de yeso, cerámica, porcelana que atesoraba su primita quien a los 92 años, murió en la ciudad de Maracaibo en 2017. 

Al respecto, Yleana Arias de Pool escribe: 

Margarita, Cecilia y Consuelo, jugaban con botellitas y frasquitos vacíos simulando que eran muñequitas; en un tiempo, había una jovencita andina, Edilsa creo que se llamaba y que ellas mandaban a cada rato a la bodega para que les comprara caramelos y refrescos. Se reían de Edilsa cuando ésta decía “ Jui caje Pico y vorvi a juir” traduciendo sería “ fui a casa de Pico y volví a ir ” Pico era el dependiente de esa bodega.

En otra ocasión, nos contaban de una señora belga vecina, que las las llamaba Consuela y Cecilio, e invitaba a su casa para que le ayudarán en la casa, al final de la labor, les brindaba torta o galletas, al contarnos, se reían de la viveza de la señora, que las ponía a trabajar y hasta a pintar rejas y puertas.

El abuelo colaboraba en programas culturales con “La Voz de la Fe” una nueva emisora de radio de aquel entonces. Uno de ellos era de música de actualidad, tía Consuelo y mi mamá Cecilia, las presentaban como "Las hermanas de Pool" cantaban a dúo acompañadas al piano por tía Margarita y donde complacían las peticiones de los radio-escuchas.

Las tres tocaban el piano, leían a primera vista, y tía Margarita además, se aprendía de memoria más fácilmente las partituras, tanto era su talento, que un profesor alemán de piano, amigo de papamio que tuvieron las muchachas, dijo que si hubiera continuado sus estudios hubiera sido una gran concertista.

Una anécdota curiosa me la contó tía Consuelo cuando le pedí que me cantara la gaita “Noche buena” que mencionan en Wikipedia como la primera gaita radiada en una emisora. Ella me dijo que como eran muy pequeñas, no pertenecían al coro familiar y que cantaban solo las primas grandes, Ita de Pool, Leonorcita, Ana María y Conchita entre otras. Lo más curioso fué, que me dijo muerta de risa, que no me la cantaría porque cada vez que cantaban esa gaita, algo malo pasaba y por esa razón, nunca más se volvió a interpretar.

Ellas estudiaron primaria en el Colegio El Pilar de Maracaibo. Cuando llovía muy fuerte, y había tormenta se inundaban las calles a veces y entonces no podían asistir a las aulas.Mi mamá Cecilia contaba que una vez en plena clase del Colegio el Pilar, no estaba atendiendo por estar distraída dibujando y la maestra le llamo la atencion y la regañó, de castigo le quitó la libreta donde tenía muchos dibujos. Ella lloró mucho por esa libreta porque todo lo que le gustaba lo dibujaba allí .Lo que no me acuerdo es que si se la devolvieron o no. Cortesía de Yleana Arias de Pool.